C.R.A.B.s Bar
C.R.A.B.s Bar

C.R.A.B.s Bar

Este post es para recordar el mejor bar de rock que conocí en Bogotá. El letrero del Centro de Rock, Arte y BlueS sobre la puerta de la entrada, daba la bienvenida a un establecimiento en el que predominaba el color rojo y dentro del cual se podía disfrutar de la mejor música en vivo.

Recuerdo los tributos de Queen, Pink Floyd, Los Beatles. Recuerdo muchas cervezas con amigos. Cabezas de jabalí. El bar era una casa grandísima con varias habitaciones de color rojo. Las paredes de las diferentes habitaciones estaban cubiertas de memorabilia de rock, acumulada a través de los años por su fundador, Óscar Zuluaga, quien además era el curador de música que sonaba cada noche.

En la barra se podía pedir comida, cerveza o cocteles. Creo que los ítems del menú tenían nombres relacionados con artistas de rock (algo que ahora es muy común en este tipo de establecimientos). Había billar, futbolín y pantallas gigantes donde sonaba rock clásico toda la noche. Una de las últimas veces que fui, había un concierto de The Black Cat Bone. El talento, carisma y virtuosismo de sus integrantes es algo que me marcó y desde ese día se convirtió en mi banda de rock local favorita.

No solo hubo grandes borracheras con mis amigos de la universidad, el colegio y la banda que tenía en la época. Allí fue mi primer trip, en un tributo a The Doors. Esa noche, formas y colores aparecían y desaparecían por las ventanas del Physical Graffiti de Led Zeppelin, que decoraba la parte de atrás de la tarima. El solo de flauta de Ian Anderson, de Jethro Tull, que se proyectaba en las pantallas gigantes me confundió aun más. En un momento, estaba convencido, que todo lo solucionaría si me subía a la tarima a cantar. Que despertaría y me encontraría con un cuarto lleno de personas mirándome y aplaudiendo, como si despertara de un coma largo. Afortunadamente no me subí a la tarima. 

Algunas de mis primeras citas románticas terminando colegio y empezando universidad fueron allá, hace más de diez años, tal vez quince. Para mí, desde esa época se volvió uno de los mejores planes del mundo: ir a un bar de rock a escuchar música, ver artistas en vivo y conocer gente con gustos similares. Eventualmente todo esto sería aprendizaje para mucho de lo que vendría después.  

De un momento a otro corrió la noticia de que el bar cerraría. La casa fue demolida para construir un parqueadero que todavía hoy está ahí…Carrera 13 #73 – 23. Pasar por ahí es triste por no poder disfrutar de ese espacio nunca más, pero también reconforta saber que existió, que estuve allí y que fui feliz tantas y tantas veces, siendo testigo de una explosión cultural que hoy en día aun está vigente. 

C.R.A.Bs todavía existe en el centro de la ciudad de Santa Marta. Es una visita obligada para cualquier roquero melancólico.

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